
El Retablillo de Navidad fue a quedarse en la casa de Carlos Eduardo Fuenmayor, y esta feliz noticia, - feliz porque a Carlos lo queremos mucho en este patio- se anunció el domingo 13 de enero en Librería Sónica.
Compartimos, como prometimos, su cuento:
“Si la virgen María y José se presentaran en mi casa pidiendo asilo por que María está a punto de dar a luz, mi mamá se volvería loca, estamos hacinados. Además de mis dos padres somos cuatro varones y tres hembras si contar un perro, un gato y un loro; viviendo en una sola casa, sobre todo ésta que es un chiquero. Según mi madre este no es el lugar para atender a una mujer apunto de dar a luz y ninguno de nosotros es médico o partera.
Los acogería pero estaría vuelta loca entre atenderlos y ordenar la casa un poco, que la nevera está vacía, que no hay nada pero nada que ofrecerles.
Mi padre seguramente se pondría a hablar con José sobre su infancia para en algún momento comenzar a hablar de lo insegura que es Caracas hoy; y también sobre política, seguramente con el sonido de la televisión o la radio de fondo nosotros también estaríamos angustiados, no podríamos dormir pero jamás competiríamos con la angustia de nuestra madre -digo yo.
Seguro que para complicar el asunto el fregadero o la nevera comienzan a botar agua, siempre es así, estas cosas pasan cuando uno menos lo desea, pareciera que la casa tiene vida y no le caemos bien (bueno quizás este día la casa no tendría nada que ver y seria cosa del demonio).
Quizás nuestro gato Rasputin se presentaría con un pajarito o ratoncito muerto para que mi madre se desespere más y más (también se le podría ocurrir al gatito vomitarse la alfombra). Rasputin de seguro no entregaría a su presa con facilidad para ser botada dentro de un cesto de basura.
Qué más podría decir de los que vieron al niño nacer. No serían la mula y el buey sino un perro y un gato. De seguro José y María levantando el rostro al cielo dirían “Dios mío a dónde vinimos a parar”.
Dejo de escribir, parece que mi mamá a esta hora de la noche le acaba de abrir la puerta a dos personas y por una razón que desconozco esta muy nerviosa, muy nerviosa.”
De Carlos pueden saber más visitando los vínculos: Llamaradas negras y La piel de las paredes.
Y a todos los amigos que nos escucharon y nos escribieron gracias por eso. Por enviar sus textos y participar en nuestro juego. Habrán más. Lo prometemos.
6 comentarios:
De todos los cuentos que leímos, fue el mejor. Se lo merece.
Totalmente de acuerdo, y mira que llegó buen material...
Carlos tiene una sensibilidad muy especial. Personalmente me gusta mucho como escribe.
Hermoso...!
Gracias por compartirlo
Dos besos
GRACIAS A LOS DOS
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UN MUY FUERTE ABRAZO
Interesante tu blog. Interesante. Habrá que venir más a menudo a ver qué se dice, qué se hace.
Gracias Raga
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UN FUERTE ABRAZO AMIGA
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