Cuentos de nunca acabar, de la tradición oral, para jugar con las palabras hasta desesperar:
José se llamaba el padre,
Josefa la mujer
y al hijo que tuvieron le pusieron
José, se llamaba el padre,
Josefa la mujer...
Otro más, donde al José le dicen por su nombre familiar, Pepe:
Este era un hombre que tenía dos hijos, uno era grande y otro chiquito; uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre se levantaba, se levantaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre se desayunaba, se desayunaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre almorzaba, almorzaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre merendaba, merendaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre cenaba, cenaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito. Cuando el hombre se bañaba, se bañaba con sus dos hijos; uno era grande y otro chiquito, uno se llamaba Pepe y el otro Pepito...
Cuántas cosas puedes agregar y cuántas veces los pudes repetir antes de decir:
Este es el cuento de Llave y Candado que apenas empieza... ¡y ya ha terminado!
¡Feliz día a todos los José!
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